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UNIVERSO HOLOGRÁFICO. FUTURO_MEMORIA_INDICIOS.

presente pasado futuro__ahora
(integración temporal)
TRANSPARENCIA (ver a través)
Lo oculto (la latencia) es el presente demostrable del futuro. Comprende tanto lo que aún no se ha manifestado como también todo aquello que ha vuelto a hundirse y ocultarse.

La transparencia (lo diáfano) es la forma fenoménica (epifanía) de lo espiritual. Se trata de hacer transparente lo que está oculto tanto del mundo como en el mundo, tanto ante él como tras él, para hacer transparente nuestro origen, todo nuestro pasado humano y el presente, que ya contiene el futuro. Se trata de hacer transparente a todo el ser humano y no de la mera descripción de fragmentos, niveles o planos aislados, sino la descripción de las distintas estructuras de la conciencia que se ensamblan entre sí y constituyen al hombre.
Synchronicity and the Holographic Universe
Hoy, en las postrimerías de la época perspectiva, el síntoma más destacado, aparte de esa obsesión espacial, es la angustia o ansiedad del tiempo. Se manifiesta como adicción al tiempo,en tanto que todos y cada uno nos afanamos por “ganar tiempo”, aunque casi siempre se “gana” el tiempo equivocado, aquel que se puede traducir palpablemente en pluriactividad espacial, o aquel que, si se tiene, se ha de “matar”. Esta angustia del tiempo se manifiesta en la “haptificación” y en el intento de fijar el tiempo mediante su materialización y de tenerlo en la mano, solo que casi siempre se realiza el tiempo equivocado, aquel que se transforma en dinero, y no el verdadero. Esta angustia o ansiedad, el desvalimiento del hombre actual frente al tiempo, se pone de manifiesto en esa idea fija de tener que “ocupar el tiempo”; por lo tanto lo considera vacío y, por consiguiente, aún lo imagina espacialmente, como si fuera un cubo u otro recipiente, privado de todo valor cualitativo. El tiempo está contenido en sí mismo y no es algo que se deba “llenar”. La angustia se expresa también en la huida del tiempo, en la prisa y la precipitación y en el no “tener” tiempo del hombre actual. Este hombre tiene espacio pero no tiene tiempo; el tiempo lo tiene a él, pues aún no es consciente de toda su realidad. Busca el tiempo en el lugar equivocado, más aún, su tragedia está en que lo quiere localizar y buscar en un lugar. La dependencia extrema del espacio ha degenerado en una fijación que impide encontrar una salida, pues aquí las meras salidas o caminos son ilusorios: el tiempo no es transitable.
LA IMAGEN: por una parte la angustia (del tiempo y de la impotencia frente a él) y por otra la “sensación de dicha” (por el dominio material del espacio y incremento del poder); por un lado, aislamiento(del individuo, de los grupos y círculos culturales) y por otro, masificación (del mismo individuo en grupos y comunidades de intereses). Esta tensión es el resultado de una época que se ha marchitado. Pero esta época podría ser al mismo tiempo la garantía de que se alcance una nueva “meta”, si nos sirviéramos de ella como la flecha se sirve del arco tensado, para lograrlo, como toda flecha, tendría que liberarse de los extremos que hacen posible la tensión previa al vuelo; ha de encontrar, como la flecha en la cuerda, el punto en que el “blanco” ya está presente de una manera latente: el equilibrio entre la angustia y la dicha, entre el aislamiento y la masificación. Solo entonces podrá liberarse de una perspectividad que se ha tornado deficiente y ganar lo que llamamos, también por su carácter liberador, el mundo aperspectívico.
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—Bien. —Tomó un trozo de tiza y dibujo un diagrama:
—Muy bien, éste es el camino que un ray o de luz traza cuando cruza del aire al agua. El rayo de luz viaja en línea recta hasta que toca el agua; el agua tiene un índice de refracción diferente, así que la luz cambia de dirección. Ya habrás oído esto antes, ¿verdad?
—Claro —asentí.
—Ahora viene lo interesante sobre el camino que toma la luz. El camino es la ruta más rápida posible entre esos dos puntos.
—¿Cómo es eso?
—Imagínate, sólo para ver qué pasa, que el rayo de luz recorriese este camino. —Añadió una línea de puntos al diagrama:—Este camino hipotético es más corto que el camino que en realidad toma la luz. Pero la luz viaja más lentamente en el agua de lo que lo hace por el aire, y en este camino hay un mayor recorrido bajo el agua. Así que la luz tardaría más tiempo en viajar por este camino que el que tarda en viajar por el camino real.—Vale, y a lo entiendo.
—Ahora imagínate que la luz viajase por este otro camino. —Dibujó un segundo camino de puntos:
—Este camino reduce el recorrido bajo el agua, pero la longitud total es mayor. La luz tardaría también más tiempo en viajar por este camino que por el real. Gary dejó la tiza e hizo un gesto hacia el diagrama de la pizarra con los dedos manchados de blanco.
—Cualquier camino hipotético requeriría más tiempo que el que realmente se tarda. En otras palabras, la ruta que el rayo de luz toma es siempre la más rápida posible. Ése es el principio de tiempo mínimo de Fermat.

La historia de tu vida, Ted Chiang
Principio de tiempo mínimo de Fermat
relato completo
ORIGEN Y PRESENTE
Jean Gebser
Gebser describe cada una de las estructuras de conciencia que designa como la arcaica, la mágica, la mítica, la mental y la que está empezando a manifestarse como nueva mutación, la integral. Pero nos recuerda que cada una de estas estructuras no solo pertenecen al pasado, sino que, de una forma más o menos latente o aguda, aún siguen hoy presente en cada uno de nosotros. En sus reflexiones sobre la actualización del pasado (tras hacerlo presente y, por lo tanto, consciente), contempla el futuro como algo ya existente de una manera latente en nosotros.

De esta actualización del presente surgen dos hechos: primero, el hecho de la conciencia, que no es ni saber ni discernir, sino un presente despierto en el sentido más amplio; segundo, este presente o actualización real excluye toda índole de finalidad futura como una contradicción. Esta falta de premeditación, esta carencia positiva de intención o de propósito, que sobre todo indica un rechazo de cualquier tipo de utilitarismo, es importante porque con ella se excluyen correcciones de lo posible racionalmente condicionadas, que siempre son de naturaleza perspectívica. No comparte la convicción de que el actual estado positivista, o la estructura racional-perspectívica, constituya el non plus ultra del devenir humano. Está convencido de la vigencia en nosotros de las estructuras “previas” y, además, de la incipiente vigencia, por lo tanto ya presente en nosotros, de la estructura “futura”.

No basta con reconocer una cierta vigencia del pasado, como lo hacen la nueva etnografía o la nueva psicología (psicoanálisis) que han aportado pruebas de que cierta actitud mágica y la actividad mítica siguen estando activas en nosotros de manera residual. Estos conocimientos se siguen planteando de manera marcadamente perspectívica y retrógrada con lo que cada vez adquiere mayor proporción lo que él denomina como la inflación psíquica del inconsciente. Para protegernos de ella solo cabe un estricto y despierto estar y permanecer en el presente. No podemos regresar al pasado y sumergirnos en él y mediante su activación dejarnos mentalizar psíquicamente, sino que en todo momento debemos hacer presente el pasado actualizándolo. Esto nos exige una actualización del pasado emprendida por nosotros, y no la preterización del presente por el poder de lo pasado.
Luego rebobiné la cinta hasta que la marca de tiempo coincidió con la de la transcripción. Comencé a ver la cinta, observando la red de semagramas que tejían con seda de araña hecha de tinta. Lo rebobiné y vi varias veces.
Finalmente congelé la imagen justo después de que hicieran el primer trazo y antes de que comenzasen el segundo; lo único que se veía en pantalla era una sola línea sinuosa.
Comparando el trazo inicial con la frase completa, me di cuenta de que el trazo participaba en varias cláusulas diferentes del mensaje. Comenzaba en el semagrama de « oxígeno» , cumpliendo la función de determinante que lo diferenciaba de otros diversos elementos; luego bajaba para convertirse en el morfema de comparación en la descripción del tamaño de las dos lunas; y por último trazaba un arco para convertirse en la espina dorsal del semagrama para « océano» . Sin embargo, este trazo era una sola línea continua, y era el primero que escribió Aleteo. ESO SIGNIFICABA QUE EL HEPTÁPODO TENÍA QUE SABER CÓMO SERÍA LA FRASE ENTERA ANTES DE PODER ESCRIBIR EL PRIMER TRAZO.

Pero el principio de Fermat suena raro porque describe el comportamiento de la luz en términos orientados a objetivos. Suena como un mandamiento dirigido a un ray o de luz: «Minimizarás o maximizarás el tiempo que tardes en llegar a tu destino».
—Continúa.
—Es un viejo problema de filosofía de la física. La gente ha estado hablando sobre él desde que Fermat lo formuló en el siglo XVI; Planck escribió libros enteros sobre él. La cuestión es que, aunque la formulación habitual de las leyes físicas es causal, un principio variacional como el de Fermat es intencionado, casi teleológico.
—Hmm, es una forma interesante de expresarlo. Déjame pensarlo un momento. —Saqué un rotulador y, sobre mi servilleta de papel, dibujé una copia del diagrama que Gary había trazado en mi pizarra—. De acuerdo —dije, pensando en voz alta—, digamos que el objetivo de un rayo de luz es tomar el camino más rápido. ¿Cómo lo consigue la luz?
—Bueno, si puedo hablar haciendo una proy ección antropomórfica, la luz tiene que examinar los caminos posibles y calcular cuánto tardará con cada uno.
—Y para hacer eso —continué—, el rayo de luz tiene que saber exactamente dónde está su destino. Si el destino estuviera en otro lugar, el camino más rápido sería diferente.
—Eso es; la idea de un « camino más rápido» no tiene sentido a menos que se especifique el destino. Y calcular cuánto se tarda por un camino dado también requiere información sobre lo que hay en ese camino, como por ejemplo, dónde está la superficie del agua.
—¿Y el rayo de luz tiene que saber todo eso de antemano, antes de empezar a moverse?
—Por así decirlo —dijo Gary —. La luz no puede empezar a viajar en cualquier dirección y hacer rectificaciones más tarde, porque el camino resultante de ese comportamiento no sería el más rápido posible. La luz tiene que hacer todos sus cálculos al principio de todo. Pensé para mí: el rayo de luz tiene que saber dónde acabará antes de poder elegir la dirección en la que empezará a moverse. Supe a qué me recordaba eso. Levanté la vista hacia Gary.
—Eso era lo que me estaba molestando.
Percibir y conocer (dos textos de Eduardo Chillida)


No creo demasiado en la experiencia. Pienso que es conservadora. Yo creo en la percepción, que es otra cosa. Es más arriesgada y más progresista. He llegado a darme cuenta de que pierdo fuerza conforme pasan los años. Un día, pensando en estas ideas, me di cuenta de que había una cosa en la que yo seguía mejorando con la edad: la percepción. Percibo mejor. Incluso mis ojos ven mejor, siendo peores que cuando tenía treinta años. Eso es muy positivo y gratificante. Hay algo que todavía quiere ir hacia arriba y quiere crecer. Además, creo que eso es lo que hace percibir, y el percibir actúa directamente en el presente, pero con un pie puesto en el futuro. La experiencia, en cambio, hace lo contrario: estás en el presente, pero con el pie puesto en el pasado. Es decir, prefiero la postura de la percepción. Todo mi trabajo es hijo de la pregunta. Soy un especialista en preguntas. Algunas sin respuestas.

Desde el espacio, con su hermano el tiempo, bajo la gravedad insistente, sintiendo la materia como un espacio más lento, me pregunto con asombro sobre lo que no sé. Trabajo para conocer y doy mayor valor al conocer que al conocimiento. Creo que debo tratar de hacer lo que no sé hacer, intentar ver donde no veo, reconocer lo que desconozco, identificar en lo desconocido. En estos procesos, similares a los de la ciencia creativa, existen muchas dificultades. Se cuenta con las manos de ayer pero faltan las de mañana. Conozco la obra antes de hacerla, pero no sé ni quiero saber en ese momento cómo va a ser. Conozco muchos datos sobre esa obra en la que vivo, pero no admito ninguno que me quite la libertad y la acción del presente. Creo que las obras conocidas a priori nacen muertas y que la aventura, al borde de lo desconocido, es la que a veces puede producir el arte.


Brutedad
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brut

Brut Brut Brut



El Brut no se puede calcular, medir ni contar.

El Brut tiene carácter de ejecución, de hacer, de proceso.
El Brut es un conjunto de disposiciones afectivas y de haceres basados en esas disposiciones.
El Brut es y no es. Porque es más de lo que se ve y se dice.

El Brut es una actitud o muchas. Al mismo tiempo el Brut no es una suma de actitudes sino actitudes diferentes que suman.
La actitud teórica es derivada de una más fundamental que es el hecho de estar vivo y esto el Brut lo sabe.
El Brut es un metaindividuo. Hace algo con el propio movimiento de la existencia humana.

Ciencias: su presupuesto básico es que la acción humana es utilitaria. En el Brut la acción es acción sin objetivos ni fines1. Es en la acción inútil y en el tiempo de la no-rentabilidad donde se constituye en verdad lo más útil para el ser humano.

El Brut es una ficha líquida con instrucciones de des-uso. Con el calor de los cuerpos el Brut se evapora y se convierte en atmósfera envolvente.
El Brut es un fenómeno que se muestra en su propio acontecer y por ello, la pregunta inicial por el Brut carece de sentido. El Brut se hace de manera imprevisible. El Brut es un verbo.

El Brut es siendo. Al igual que todas nosotras.

La pregunta por el Brut se responde en su propio devenir. No es una sustancia, no pre-existe a la acción. Ni al acto de estar juntas. Ni a los actos que de ese encuentro dimanan.
De todo esto deriva la dificultad de su transmisión.



1 Hacer ciencia es un comportamiento posible de lo humano. Entenderlo como el único comportamiento posible conduce a la barbarie. Las cosas se convierten en objetos desde la mirada teórica-científica que arroja sobre lo otro la pregunta ¿qué es? Pero la vida está más allá de lo que puede ser tomado como un objeto de investigación. Esto el Brut permite reflexionarlo desde la práctica.
Hay que ir a ver (sentir/escuchar) la realidad antes de que la ciencia la convierta en objeto de su estudio.

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